COSMÉTICA NATURAL
Como no existe una definición regulada del término “natural”, este puede tener diferentes interpretaciones. Un producto natural para el cuidado de la piel podría contener ingredientes naturales junto con ingredientes sintéticos. Los ingredientes de tu cosmética natural pueden tener tal procedencia, pero procesarse hasta el punto en que ya no se consideren naturales. El término “natural” podría incluso referirse a uno o dos ingredientes naturales en un producto, mientras que la mayoría de los ingredientes son químicos.
Desafortunadamente la etiqueta “natural” no significa mucho. En un mundo ideal, los productos naturales solo contendrían ingredientes provenientes de la naturaleza como las plantas, flores, nueces, semillas y hierbas. Si bien hay marcas que producen productos naturales reales, te sugerimos que tengas cuidado al leer las afirmaciones naturales sobre productos de marcas convencionales. Aquí, lo más probable es que se utilice como un término de marketing. Revisar la lista de ingredientes te permitirá saber si un producto es realmente natural o no, y si necesitas ayuda dínoslo e intentaremos ayudarte.
Actualmente, está prohibida la venta y fabricación de productos cosméticos en suelo europeo que hayan sido previamente testados en animales de laboratorio. Por lo tanto, posicionarse como una marca “Cruelty Free” no es más que una estrategia de marketing, hacerlo de otra forma a día de hoy, es ilegal (ver la directiva 2003/15/CE).
La regulación se ha hecho en dos fases: la primera tuvo lugar entre 2004 y marzo de 2009, y se prohibió la experimentación en animales de cualquier producto cosmético o ingrediente de este dentro de la Unión Europea, así como la venta en suelo europeo de cualquier producto cosmético que contuviera ingredientes testados en animales.
En una segunda fase, que entró en vigor el 11 de marzo de 2013, se extendió esta prohibición a todos aquellos productos e ingredientes en los que fuera preceptivo practicar pruebas de toxicidad, que habían estado exentos de la aplicación de la primera fase.
Primero hay que entender qué son los Parabenos.
Los parabenos son en cosmética, por decirlo de una forma sencilla, un tipo de conservante, dada su actividad bactericida y fungicida. Muchas empresas que trabajan con cosmética y farmacia utilizan parabenos en sus productos debido a su bajo coste. Los podemos identificar en la etiqueta por sus nombres: methylparaben, propylparaben, butylparaben o benzylparaben.
El uso de estos productos afectan a nuestra piel. Hay estudios que demuestran que en los últimos años han incrementado las alergias dérmicas y rosáceas. Nuestra piel reacciona a estos productos generando dermatitis, picor, enrojecimiento, sensación de sequedad, entre otros síntomas.
Los petrolatos son todos aquellos productos derivados del petróleo. Hoy en día, podemos encontrarlos en todo tipo de productos cosméticos: cremas, jabones, champús, mascarillas, aceites, labiales o pintalabios. Incluso, en productos destinados al cuidado de pieles sensibles y de bebés, lo cual no deja de ser llamativo. Alcanza con leer la lista de ingredientes (INCI) para comprobarlo.
El uso continuado de cosméticos que contengan estos ingredientes tóxicos produce los siguientes efectos negativos en tu piel:
- Falsa sensación de hidratación.
- Obstrucción de los poros de la piel.
- No permiten el funcionamiento natural de nuestra piel impidiendo la transpiración natural.
- Bloquean la eliminación de toxinas.
Como alternativa a estos productos, existe una gran variedad de aceites y cremas naturales que son afines a nuestra piel y cuya base oleosa son los aceites vegetales.
Estos ingredientes naturales aportan numerosos ácidos grasos esenciales, vitaminas y antioxidantes que proporcionan suavidad, hidratación y elasticidad natural a la piel. A la vez que nutren la piel, la protegen y facilitan su correcto funcionamiento.
Los aceites vegetales son un producto totalmente natural que se obtiene a partir de métodos de prensado de semillas, frutos u otras partes de diversas plantas resultando una fuente de energía para nuestro consumo, cuidado y beneficio.
Algunos de los beneficios que nos aportan son:
- Gran poder hidratante, estabilizando las pieles que sufren de exceso de sequedad y sensación escamosa.
- Mejoran el nivel de lípidos en nuestras pieles, proporcionándonos un mayor nivel de protección.
- Aportan vitaminas que nos ayudan a regenerar y tensar nuestra piel.
La diferencia principal, y teniendo en cuenta las certificaciones que hay hoy en día, los productos Orgánicos deben tener un % más alto de ingredientes de origen vegetal que los productos naturales. Además de este % deben tener otro % más alto de productos que procedan de agricultura ecológica (provienen de plantas no modificadas genéticamente, cultivadas en entornos protegidos y sostenibles, y no se utilizan pesticidas artificiales ni sustancias tóxicas durante el cultivo o la recolección).
Los productos de origen vegetal son todos aquellos que crecen directamente de la tierra (frutas, verduras, legumbres y cereales, por ejemplo) y que la piel asimila perfectamente. La asimilación es la capacidad que tiene nuestra piel para dejar penetrar un principio activo y después extraer todos sus beneficios para utilizarlos en cualquiera que sea la necesidad que tenga en ese momento. Y es que, la piel es un órgano inteligente y sabe elegir lo que le conviene y lo que no.
Un cosmético de estas características busca ser lo más parecido posible a la composición de nuestra piel, por lo que la compatibilidad a nivel bioquímico está prácticamente asegurada, con todas las ventajas que esto conlleva: no son productos agresivos, fortalecen y mejoran las funciones dérmicas, estimulan la capacidad de regeneración de la piel y no tienen efectos secundarios.
El ácido salicílico es un ingrediente muy común en la cosmética por sus propiedades antiinflamatorias, antisépticas y antibacterianas.
Sin embargo, se desaconseja durante el embarazo en concentraciones altas. En dosis bajas (porcentajes menores a 2% o menos, como los productos de Labeau) se considera seguro.